fredag 20 mars 2009

Carta para Rubén Ubeira


Y aunque tu inteligencia y tu cultura te llevaban lejos nunca abandonaste tus principios de clase, tu sencillez y tu manera directa de decir las cosas

Enrique Duran


Rubén : Nos conocimos en l961.La Revolución Cubana iluminaba todo el continente. El Concilio Vaticano II emergía vigoroso hacia una renovación de la Iglesia. Tu Iglesia, dado que eras un joven católico sincero y comprometido con los pobres de tu clase y condición. El cristianismo intentaba un regreso hacia la fuente original del Evangelio. En nuestro continente se abrían nuevas esperanzas.Yo, más joven que tú, era comunista y tenía claro que el futuro de Latinoamerica era la revolución socialista.


Nos encontramos, entonces, en un cruce de caminos. En una de esas plenitudes culturales donde los seres humanos se alimentan de aquello que más aman para luego volcarse a todo tipo de actividades creadoras. Así nos conocimos. Fué en el Taller de Arte Dramático de la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. El Taller fué fundado por el Maestro Enrique Gajardo con la asistencia del profesor Orlando Rodríguez, la escritora y dramaturga Isidora Aguirre y yo. Yo venía egresando de la Escuela de Teatro y pasé a cumplir funciones pedagógicas en el Taller como profesor de Drama y de Actuación.Nunca me he sentido más orgulloso, feliz y gratificado que cuando me encontré con ese grupo de alumnos del cual formabas parte. Todos están todavía en mi recuerdo. Eran alumnos con talento y prometían mucho . Pero tú más que nadie. Tú y Miguel Littin.

Littin abandonó el Taller después de un año, aceptando una oferta de Raíl Aicardi para participar en el recién creado Canal 9 de TV de la Universidad de Chile. Tú continuaste en el Taller.Me llamaba la atención tu modestia. Nunca hacías alardes de teorías ni te ”engrupías” en discusiones intelectuales, esas de alto nivel y que no llevan a ninguna parte. Eras concreto y práctico. Te sentías miembro de la clase obrera. Y aunque tu inteligencia y tu cultura te llevaban lejos nunca abandonaste tus principios de clase, tu sencillez y tu manera directa de decir las cosas.Cuando fuíste mi alumno hicimos el teatro que tú y yo queríamos hacer. Un teatro dirigido a los pobres de la ciudad y el campo, a los explotados, a los que nunca tienen acceso a los bienes culturales.Poblaciones callampas, sindicatos,locales comunales, pequeños teatros parroquiales. Santiago, Chillán, Concepción, Lota, San Antonio en el viejo local de los pescadores, Valparaíso, Viña del Mar, arriba en los cerros en la Población Miraflores. El viejo local de la Cut, donde don Clotario Blest, con lágrimas en los ojos, nos abrazaba. Allí hicimos ”El Umbral” de José Chestá, desgraciadamente fallecido en un accidente de automóvil, y una obra mía, ”La Noche del Seis de Dciembre”. Y don Clota diciéndonos; ”Adelante, muchachos, estas son las obras de teatro que queremos ver”.Y te acuerdas de esa función en la población 22 de Junio? Era pleno invierno. Todo era barro y lodo.


La población no tenía calles trazadas, sólo senderos. Era una toma de los Sin casa. Pero estaban bien organizados. Cuando llegamos allí nos llevaron al local de reuniones. Un pequeño galpón con piso de madera. Era un lujo para ellos. Preparamos nuestras cosas para la función. Y entonces nos dijeron: ”Perdonen, compañeros, pero nos gustaría actuar antes que ustedes. ” - ”Claro, por supuesto.Y que van a presentar? ”- ”El Circulo de Tiza Caucasiano” de Bertold Brecht.”-Nos quedamos de una pieza. ” El Círculo” ? Cómo?Entonces nos explicaron. ”Lo que pasa es que la Cut nos dió unas entradas para ir a ver la obra al Teatro Antonio Varas. Y nos gustó tanto que ahora se la estamos contando al resto de la población por capítulos. Con todos los personajes de la obra y con todo lo que pasa. ”A ti casi se te caían las lágrimas. Era emocionante ver a los compañeros pobladores re-inventando a Brecht.


Y tenían excelente memoria, porque muchos diálogos eran exactamente los mismos de la obra original. Eso nos dió una idea de la capacidad creativa de nuestro pueblo. Reafirmó nuestro concepto de teatro popular. Pero nos dió también una nueva dimensión: el teatro es relato orgánico. Es reflexión. Y por eso se queda en la cabeza porfiadamente y te abre horizontes que no conocías o que estaban cerrados. Los pobladores de la 22 de Junio nos dieron una clase magistral.El triunfo electoral de la D.C. en 1964 no interrumpió nuestra amistad. Yo respetaba tus opciones y tú las mías. El Cine pasó entonces a ser un intrumento importante para ti. Y querías llegar a los más desposeídos y menospreciados de Chile: los campesinos, los trabajadores agrícolas.Tu sentido revolucionario era auténtico, así como tu cristianismo.Recuerdo que nos encontramos en Chillán, en el 67, y me dijiste: ”No hay cristianismo auténtico sin Revolución. Por Revolución se entendían muchas cosas. Pero para ti la Revolución era la liberación del ser humano de todas sus alienaciones. Y en ese sentido coincidías con el Comandante Ernesto ”Ché” Guevara y su concepción del socialismo y del hombre nuevo.Cuando tus amigos Bosco Parra. Lucho Maira, Julio Silva Solar se apartaron de la Democracia Cristiana por considerar que cerraba las opciones políticas para un desarrollo verdadero que trabajara por una sociedad socialista, tú estuviste junto a ellos.


Constribuíste a crear y a organizar la Izquierda Cristiana. Así volvimos a encontrarnos en el Gobierno de la Unidad Popular, ahora juntos en el mismo Frente político.En el Taller de Arte Dramático habíamos aprendido la gran lección del Maestro Gajardo. ”El Teatro Popular es creación de la clase trabajadora. Obreros, campesinos.” Y eso significaba exactamente reiniciar el trabajo empezado por Luis Emilio Recabarren a comienzo del siglo XX. Una de nuestras tareas debía ser formar monitores de Teatro que con dominio de las técnicas teatrales organizaran grupos de teatro en todas partes. En las poblaciones donde vivían, en sus lugares de trabajo, en los sindicatos. Fueron cientos de personas las que se plegaron a esa tarea. Así, cuando se celebró el X festival de Teatro Aficionado, a fines de noviembre de 1972, en Coquimbo, existían ya 820 asociaciones de teatro aficionado en Chile. 180 de esos grupos participaron en ese Festival. Fué quizás uno de los momentos cumbres del desarrollo de la cultura popular en Chile. Aunque los diarios importantes, por supuesto, no tomaron noticia de ello.Los campesinos eran los más abandonados.Yo me volqué en mi labor en el Instituto de Desarrollo Agropecuario, INDAP, a formar monitores en los sindicatos agricolas, en los asentamientos y en las escuelas para niños campesinos.

Tú hiciste lo mismo, aunque tu instrumento ahora era el Cine. Entendías que el Cine era de fácil acceso para un gran número de personas. Yo aceptaba tu argumento, pero añadía que el Teatro es el instrumento por excelencia de reflexión colectiva, de análisis y crítica al sistema.Todo ésto se englobó en la Operación Saltamontes donde muchos de nuestros ex-alumnos y viejos compañeros participaron, creando así una intensa ola de entusiasta actividad en poblaciones marginales y regiones apartadas. Tú y yo fuímos parte integrante de ese proceso. Fué así que nos sentimos unidos como hermanos.Después del Golpe Militar, tiempo después, llegaste a Suecia como refugiado político. Y volvimos a encontrarnos. Siempre en la misma onda, en proyectos parecidos, en hacer del exilio un lugar de creatividad, un lugar de encuentro, un espacio de lucha junto a nuestro pueblo.Teatro con ”Mapocho Rojo” con tus hijos, Rosa, Rubén junior, Marcelo, Víctor, donde montaste ”El Hombre que se convirtió en Perro” de Osvaldo Dragún y otras obras más.Proyectos de Cine. Y nuevamente teatro cuando intentamos esa loca aventura de dramatizar el Canto General de Pablo Neruda.Y tus trabajos de dramatización con Elías Campos. Y la colaboración con Carlos Alberto Muñoz, lectura de poemas donde tu voz profunda tenía ecos casi bíblicos cuando leías a César Vallejos.Tantas cosas que hiciste, que creaste y que me quedan pendientes.Tu trabajo con los jóvenes que llegaban al exilio desde Chile. Jóvenes perseguidos y encarcelados por la Dictadura por su actividad en la comunidades cristianas de base.La Teología de la Liberación se convirtió en un faro que iluminó toda tu existencia. Y de alguna manera, también la mía. Saludamos la Revolución Sandinista con alegría inmensa.


La sentíamos como una concreción de nuestras aspiraciones y teníamos muy presente la expresión del Comandante Guevara: ”Cuando los revolucionarios y los cristianos de América Latina unan sus esfuerzos, la Revolución será invencible. ” Tu obra póstuma, profunda y silenciosa fué CESDO, Centro de Estudios Sociales y Doctrinales. No te gustaba mucho el título. Sobre todo por el adjetivo Doctrinal. Madre mía! Siempre escapamos de cualquier doctrina!Desde CESDO organizaste y promoviste una cantidad enorme de actos, encuentros, festividades, homenajes, conmemoración de las víctimas de la Dictadura los 11 de septiembre. Y tanto, tanto más!Fué una actividad incanzable: cursos de teatro, de cine, de canto, talleres de toda especie, charlas, encuentros de discusión y participación. Funciones de teatro, ”Cicatrices de la Memoria”, ”Barco Negro”, ”Memorial de Neruda” y mucho, mucho más.Los ciclos de Cine de los días miércoles. Asistí como público y como participante. CESDO fué tu obra. Simbolizó de alguna manera toda tu vida, tus inquietudes, ideales, tu trabajo por un mundo mejor. Pero todo ésto no basta para describir tu inmenso valor como persona y ser humano auténtico y profundo. Está también el amor, la dedicación a tus hijos, la inspiración que les entregaste con tu trabajo, con tu ejemplo y con tu vida.Por todo ésto, Rubén, hermano mío de hoy y de siempre, quiero darte las gracias.Uno no se despide así como así de los seres que ama. Se necesita un tiempo. No puedo ahora despedirme de ti. Sé que has llegado, después de vivir un siglo en el exilio, a casa de tu Padre.Pero siento algo así como un estremecimiento en las costillas, un viento frío que golpea la espalda. Me siento solo sin ti.


Te vas, pero no quiero despedirme. Hay un rincón del corazón donde juntamos pena.Por eso, quiero calentarme un poco al lado del brasero, como nuestras abuelas, recordando tu vida, lo que has hecho, lo que fuíste, lo que eres. Estás vivo, Rubén. Yo sé que estás vivo. Por eso, no puedo despedirme. Sólo quiero decirte: Buen viaje, hermano. Saluda a los amigos, a don Roberto Parada, a Pepe Duvauchelle, la Stella Díaz Varin y tantos que partieron ya. Estamos apagando las luces. Abandonamos esta casa sola del exilio y emprendemos viaje.Hasta pronto. Nos vemos por ahí.


Un abrazo .

Enrique


Publicado en contiente.nu el : 2007-10-23 obtuvo 1834 Muestras





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