fredag 20 mars 2009

El Embajador Harald Edelstam y el ”pago de Suecia.

Hoy es el estreno de gala de la película "El clavel negro" en Suecia sobre Harald en Chile durante los primeros meses del Golpe Militar

Enrique Duran

Vea mas abajo entrevista realizada por canal7 al director de la pelicula "El clavel negro" por Victor Musa

Lo que leerán a continuación es un artículo escrito por Erik Edelstam, hijo del Embajador, y publicado en el periódico Expresen el 11 de Septiembre del 2007. El escrito ha sido traducido un poco a la carrera por mí y pido excusas, por anticipado, si hay errores de comprensión o de traducción. Mi Padre salvó muchas vidas. Sin embargo, el Ministerio Sueco de Relaciones Exteriores menospreció su labor humanitaria.El 10 de diciembre de 1973, el embajador sueco en Chile, mi padre, Harald Edelstam, aterrizó en el aeropuerto de Arlanda. Había gran expectación ante su llegada.
Una muchedumbre de refugiados políticos chilenos, uruguayos, brasileños lo esperaban con banderolas, letreros y ramos de flores para rendirle un merecido homenaje. Naturalmente todos los medios de comunicación suecos estaban también presentes.
Harald había logrado y con gran éxito ser el primer embajador declarado ”persona non grata” en la historia de la diplomacia sueca. O, como lo expresó el Ministerio chileno de Relaciones Exteriores : ” su persona grata ha dejado de tener validez.”Mi hermano Hans estaba allí cuando Harald bajó del avión gritando consignas, con el puño en alto y envuelto en una gran bandera chilena. Toda la multitud aplaudió entonces. Las cámaras fotográficas relampaguearon sus disparos electrónicos dejando enceguecido a medio mundo. Mi hermano Hans estaba, por casualidad, al lado de Sverker Åström , Secretario de Asuntos Exteriores .
Contó después que mientras más mi padre hacía manifestaciones de repudio a la Junta militar en Chile y era aplaudido por la multitud, más amargo y bilioso se veía el rostro de Sverker Åström.Yo ví el espectáculo por televisión y pensé quizás que todo era un sueño, una fantasía, irreal, imposible.
Ver a mi padre digno, majestuoso y severo en ese rol, donde todos los sentimientos y las emociones se manifestaban con una fuerza nunca vista antes por mí.La expulsión de Harald fué el cúlmine de una larga y agotadora lucha de casi tres meses contra la Junta Militar que ilegalmente había tomado el poder por la fuerza el 11 de septiembre de 1973 y empezado una campaña de exterminio contra el pueblo de Chile.Harald, con su gran sentido de justicia y de solidaridad, su espíritu humanista, no pudo permanecer pasivo. Siempre nos enseñó a nosotros, sus hijos, cuán importante era ayudar a nuestros semejantes en peligros y necesidades, nunca había que justificar o permanecer indiferente ante el ataque del más fuerte contra el más débil. Esos fueron parte de sus principios éticos, morales.
Lo paradoxal fué que él mismo fué menospreciado e ignorado por sus jefes, sus colaboradores y el Ministerio de Relaciones Exteriores durante casi toda su vida laboral. Se le hizo el vacío y se le criticó a espaldas suyas. Dsde luego, podemos decir que a veces él hizo gala de su gran presencia, como en esa ocasión de su regreso en Arlanda.Harald se había hecho de enemigos en el Ministerio. Uno de ellos era el jefe político Wilhem Wachtmeiter. Escribió sobre Harald de manera odiosa y despreciativa en su libro de memorias .

Lo había perseguido y hecho mofa de él durante años. He podido comprobarlo en la correspondencia entre Harald y el Ministerio de Relaciones Exteriores, o el ”Gabinete” como se llama a las comunicaciones internas. Fué Wachtmeiter él que leía al dedillo los informes que enviaba Harald desde Guatemala y después desde Chile .Todo el tiempo los censuró y criticó duramente.Lo que molestaba al ”Gabinete” y por supuesto a la Junta Militar en Chile era el hecho de que Harald hablaba todos los días con los periodistas.

Quería despertar a la opinión pública mundial. Nadie sabía, en esos momentos, realmente qué ocurría en las cárceles y en los centros de tortura que los militares habían instalado. Harald sabía y quería hablar de ello. Después del Golpe Militar, el 11 de Septiembre de 1973 empezaron a dejarse caer cientos de personas que buscaban asilo político en la embajada sueca. Algunos saltaban las rejas con peligro de que la vigilancia militar disparara sobre ellos.Para Harald no hubo alternativas. Simplemente los dejó entrar y les concedió asilo político sin la menor sombra de duda. Esto colocó al Gobierno Sueco ante un ”fait accompli” Un hecho consumado. Y aquellas personas que no podía recibir por razones de espacio los llevaba personalmente a sus colegas de otras Embajadas que, en muchas ocasiones, contra su voluntad, se vieron obligados a recibir a esos refugiados políticos.Harald inició una campaña para convencer a sus colegas embajadores de que prescindieran de formalidades diplomáticas y recibieran a los refugiados. Y tuvo éxito en éso mucho más de lo que él mismo se esperaba.

De esta manera puede decirse que directa o indirectamente salvó la vida de miles de personas,Harald tenía todo el tiempo apoyo del Gobierno, es decir, Olof Palme a quién conocía desde años. Lisbet Palme me ha contado como Harald llamaba por las noches a su casa. Olof Palme se sentaba en la cocina y allí discutían por teléfono cómo hacer y cómo salvar más vidas. Por eso Harald se sentía absolutamente seguro de su lucha y de su causa y sentía que podía recibir las críticas airadas del Sr. Wilhem Watchmeister sin preocuparse demasiado por ellas. No tenía casi ningún apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores sueco. Su hermano Alex que estaba en el Consejo Directivo del Ministerio era él único que lo apoyaba. Todos los otros jefes querían que Harald suspendiera su tarea y volviera a Estocolmo. Aquí podrían darle una feroz reprimenda y suspenderlo de su cargo.Por eso, cuando regresó de Chile, Harald encontró un ambiente de hielo de parte de sus colegas en el Ministerio. Nadie le hablaba ni le ofrecía compañía. A la hora del lunch, nadie se sentaba a su mesa. Sólo los colaboradores más jóvenes pensaban que había realizado una increíble hazaña humanitaria salvando refugiados políticos. Y dígase lo que se diga de Harald, a veces declaraciones ofensivas y muy provocativas, la verdad es que salvó realmente la vida de miles de chilenos y cientos de uruguayos y brasileños que a la fecha se encontraban en Chile como refugiados políticos.
Sus prejuiciados colegas, por aquella época, habían quizá como máximo ayudado a algún huesped borracho en un cocktailparty.Pero también el Gobierno sueco de esa época, con Olof Palme a la cabeza, lo abandonó a su suerte. Harald había esperado que lo destinaran como embajador en algún país europeo, después de tantos años de servicio diplomático en Asia y América Latina. Quería estar cerca de su familia y sus amigos.Pero Palme y el Ministro de Relaciones Exteriores Sven Andersson no quisieron darle un reconocimiento adecuado a su labor humanitaria. Lo arrojaron fuera, a la periferia, a Algeria, con algunas vagas y difusas motivaciones. Palme le dijo a Harald que Algeria era un país importante, donde Suecia necesitaba importar su productos. Harald se sintió terriblemente decepcionado.
Fué Embajador de Suecia en Argelia, un país que no interesaba para nada al comercio y la industria sueca, durante cinco años. Fué su castigo, hasta que llegó a la edad de jubilarse.Debió haberlo pensado mejor. Ya tenía experiencias al respecto.Cuando regresó a Suecia, en l944, después de haber servido un cargo diplomático en Noruega, recibió también mala acogida e innumerables críticas del gobierno sueco y de sus superiores en el ministerio. Se había comprometido enormemente con la Resistencia noruega contra la ocupación nazi. También entonces logró salvar con vida a miles de personas ,entre ellas, un gran número de noruegos de origen judío.
El gobierno noruego en el exilio, radicado en Londres, recibió información que la Gestapo lo vigilaba estrechamente y que incluso podían ponerlo bajo arresto. El ministro noruego en Estocolmo, Jens Bull, recibió la promesa del gobierno sueco de que no habría represalias con Edelstam por su conducta solidaria con la resistencia noruega. Harald había prestado grandes servicios en Noruega y era visto por el pueblo como un héroe de guerra.Pero el ministro de Relaciones Exteriores de la época, Christian Günther no hizo caso de la palabra dado y sometió a Harald al castigo de revisar cuentas en una buhardilla del edificio del Ministerio.Hoy es el estreno de gala de una película sobre Harald en Chile durante los primeros meses del Golpe Militar. No he visto el film, pero he leído el manuscrito, y me precupa mucho. Dado que estoy terminando una biografía sobre mi padre conozco exactamente qué ocurrió.
El entonces corresponsal de Radio Suecia Jan Sandquist, que estaba en Chile cuando todo sucedió, me ha informado de todo minuciosamente. Y estoy escribiendo precisamente sobre esos días terribles posteriores al Golpe Militar. Puedo decir tranquilamente que el film está muy lejos de la verdad.El director del film , Ulf Hultberg, reconoce que mucho de lo que hay en la película es una trama imaginaria, pero también agrega que Harald Edelstam como persona oficialmente conocida puede ser un personaje prestado para una historia de ficción. Yo prefería llamarlo una falsificación histórica. Piensen si acaso el público, la gente joven que vé la película, llegan a creer que Harald fué una persona como la que se presenta en el manuscrito del film. Se merece él un tratamiento semejante? Seguirá siendo un personaje de película y no la persona real y verdadera que fué en vida?

Erik Edelstam

Publicado en continente.nu el : 2007-09-13 obtuvo 1462 Muestras


canal7.se, Victor Musa, Ulf Hultberg director del Clavel Negro

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